El lince ibérico, atrapado en las fauces de la carretera

11:35:00

La incertidumbre que rodea al futuro del lince ibérico sigue sin despejarse. Desde la alarma de su posible extinción hasta hoy han pasado ya casi 30 años, pero los esfuerzos de los conservacionistas por rescatar al felino más amenazado del mundo de ese destino todavía tienen un duro antagonista: las carreteras.

Una hembra de lince con su cría en la reserva de Doñana.La caza y la fragmentación de su hábitat fueron sus principales enemigos en la década de los 80, según explica el proyecto LIFE+Iberlince, dedicado a la conservación de este animal, en uno de sus boletines. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) dio la voz de alarma en 1986 declarando al lince ibérico especie amenazada. En 2002 elevó el caso a su lista roja de animales en peligro crítico de extinción.

Ahora, los errores del siglo XX tratan de ser reparados. Los programas de cría en cautividad son el principal aliado de los conservacionistas para aumentar la natalidad de este felino y luchar contra la endogamia. Además, la ciencia ha logrado importantes avances para recuperar información genética y ayudar a la reproducción asistida.

Con todos estos progresos cabría decir que este impresionante felino de orejas puntiagudas pronto podría dejar de necesitar ayuda humana para sobrevivir, pero un nuevo peligro pone en duda su salvación: en lo que va de año el asfalto se ha cobrado la vida de 16 linces, una cifra récord que equivale al 5% de la población mundial.

El lince vuelve a Portugal

Portugal y España colaboran para reintroducir al lince en sus poblaciones históricas. Así, gracias a los programas de conservación, el lince ibérico vuelve a ocupar sus territorios tradicionales, con 169 ejemplares en Sierra Morena, 85 en Doñana, 39 en el valle del río Guadalmellato (Córdoba) y 30 en el valle del río Guarrizas (Jaén), aproximadamente. Sin embargo, el trabajo no ha terminado, ni en estas zonas ni en el resto de la Península.

Según explica a este diario el director nacional de LIFE+Iberlince, Miguel Ángel Simón, ya se han podido ampliar los núcleos poblacionales de lince ibérico más allá de estos territorios tradicionales. Así, se han soltado grupos en nuevas zonas de Extremadura y Ciudad Real que cumplen los requisitos de reintroducción.

Un nuevo proyecto LIFE+Iberlince será el encargado de hacer posible la suelta del lince por primera vez en Portugal, donde llegarán ocho ejemplares a una zona preparada y cercada en el ámbito del Guadiana portugués "antes de finalizar el año", asegura a EL MUNDO el subdirector de Medio Natural del Ministerio de Medio Ambiente (Magrama), Miguel Aymerich.

Récord histórico de atropellos

Casi el 5% de la población mundial de lince ibérico ha caído en las fauces del asfalto en lo que va de año, la mayoría de ellos en carreteras andaluzas, según denuncia el Responsable del Programa de Especies de WWF, Luis Suárez. Para esta ONG, la causa está en el mal estado de vallas y pasos de fauna, y denuncian que a fecha de hoy la Junta sigue sin sanearlos, aun estando obligados.

El propio Suárez ha hablado esta semana con la Consejería de Medio Ambiente para pedir explicaciones. "Nos han confirmado que los técnicos han realizado visitas al campo para revisar los puntos negros, pero no han dicho si han empezado el trabajo de saneamiento", declara.

Por su parte, Aymerich ha declarado que Magrama también se preocupa por las carreteras andaluzas y por ello está estudiando colaborar con la Junta para proteger a los animales de los tramos más peligrosos. "Se han mostrado con ganas de colaborar", concluye Aymerich.

Sin embargo, para Suárez, "mostrarse con interés no es suficiente", pues la propia Junta le ha admitido que, "aunque tienen interés, todavía no han llevado a cabo la firma del convenio entre las consejerías de Fomento y Medio Ambiente que da acceso a un presupuesto LIFE de un millón de euros para reparaciones, pactado cuando se asociaron con el proyecto, hace casi tres años".

Por su parte, la Consejería de Medio Ambiente ha declarado a este diario que existe "voluntad política" para firmar este convenio y que actualmente se encuentra "en servicio jurídico", es decir, en periodo de valoración, asegurando que "se firmará en corto plazo".

Conservación VS Extinción

Otros problemas como la endogamia siguen sin una solución definitiva. Los conservacionistas tratan de reforzar genéticamente la población de linces de Doñana introduciendo ejemplares de Sierra Morena, y los científicos trabajan para recuperar información genética de linces fallecidos. Sin embargo, hay guerras que la ciencia no puede ganar: la fragmentación de hábitat provocada por la creación de carreteras, ferrocarriles y campos de cultivo hace imposible que los linces se relacionen con otras colonias, lo que agrava la endogamia. Así, muchos conservacionistas se preguntan si estos animales podrían sobrevivir ahora sin ayuda humana.

En un problema como éste trabajan organizaciones como la Fundación de Amigos del Águila Imperial, Lince Ibérico y Espacios Naturales de Carácter Privado, centrada en defender y promover la protección y conservación del hábitat natural de estos animales gracias a la financiación de la Fundación Biodiversidad, muy preocupada por la reinserción natural de estas especies en peligro.

Sin embargo, pese a todas las amenazas que acorralan al lince, Miguel Aymerich asegura que "hay bastantes señales" que le hacen ser optimista. "Estuvimos cerca de la extinción y hemos logrado hacer muchos progresos". El hecho de que "los animales se encuentren asentados y en buen estado" les hace pensar que pronto podría tacharse al lince ibérico del Libro Rojo. "Las 16 muertes entran dentro de la normalidad de estos proyectos", declara Aymerich.

Sin embargo, Miguel Ángel Simón se apresura a condenar esta cifra. "No es para nada asumible, antes morían solo tres linces al año, ahora hemos llegado a 16 y todavía no ha finalizado el año. Si seguimos así podemos llegar a 30, el 10% de la población. Este número de atropellos es absolutamente inadmisible", concluye.

FUENTE: http://www.elmundo.es/ciencia/2014/09/01/53f22bf8268e3ee1658b4599.html

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