Los corales adaptan el medio a sus necesidades

14:27:00

En muchas ocasiones, la realidad científica choca con lo que consideramos obvio. El último ejemplo se publicó la semana pasada. Resulta que los corales no son organismos pasivos, que dependen de su entorno para sobrevivir. Lo que hacen es modificar las condiciones para adaptarlas a sus necesidades.


Básicamente, lo que hacen es cambiar la manera en que fluye el agua en torno a las estructuras que generan estos animales. Cuando las colonias empiezan a crecer, hay zonas donde prácticamente no llegan corrientes de agua. Y por lo tanto, tampoco llegan suficiente oxígeno ni nutrientes.

Así que necesitan mover el agua para que se distribuya de manera eficiente. El problema es que se trata de organismos muy simples, que no cuentan con órganos que puedan cumplir esa función. Lo más parecido a algo así serían los cilios, que sólo realizan un movimiento muy simple, que como mucho acelera la corriente, pero no puede cambiarla.

Y sin embargo, lo hacen. Esto es lo que más ha asombrado a los científicos. Cuando comenzaron a tomar fotografías y vídeos de alta velocidad con la ayuda de un microscopio, lo que se encontraron fue unos movimientos muy fuertes de los cilios, capaces de cambiar las corrientes.

Estos movimientos, además, no se parecen en nada a lo que se predecía. Los cilios no se mueven paralelos al flujo del agua. Se mueven en círculos, generando vórtices que cambian por completo el flujo del líquido cerca de las paredes de la colonia. Y lo hacen de tal manera que los investigadores hablan de “movimientos violentos”.

El hecho de que los corales sean una especie ingeniera – así se llama a aquellas que modifican su ambiente para adaptarlo a las necesidades – no sólo es una sorpresa. También una buena noticia, ya que las colonias de estos organismos resultan fundamentales para la calidad de los ecosistemas marinos. Y más si tenemos en cuenta que lo han comprobado con varias especies distintas.

Pero también tiene una serie de implicaciones importantes. Los corales no son los únicos animales que presentan cilios. Sin ir más lejos, los humanos contamos con estas estructuras en distintos tejidos, por ejemplo en las vías respiratorias. Si se moviesen de la misma manera, la forma en que entendemos el funcionamiento de nuestro aparato respiratorio cambiaría, y mucho. Aunque resulta muy difícil poder poner en marcha un experimento para demostrar que esto ocurre también en otros organismos.

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