Una ola de calor y polvo sahariano adelanta el verano dos meses
8:58:00
El pasado domingo día 10 de mayo, las temperaturas medias de toda España, excepto en la cuenca mediterránea y Galicia y Asturias, estuvieron entre siete y 12 grados centígrados por encima de la temperatura media de esta época del año, según la Agencia Española de Meteorología (Aemet). Y en el resto de las regiones el mercurio marcó entre dos y siete grados por encima de la media. Son variaciones muy pronunciadas, pero no se trató de un fenómeno aislado. Desde que comenzó mayo los termómetros han marcado temperaturas por encima de los valores normales para estas semanas de la primavera. Y lo peor está aún por llegar.
Una entrada de aire cálido y cargado de polvo procedente del Sáhara elevará a partir de hoy aún más las temperaturas en toda España y podría dejará el mercurio por encima de los 35ºC en casi toda la mitad sur peninsular, según las previsiones de Aemet. Y en algunas ciudades como Valencia, Sevilla o Zaragoza, entre otras, podría superar los 40ºC.
Estas temperaturas son de verano, asegura a este diario Ana Casals, portavoz de Aemet. Desde que empezó el mes de mayo está haciendo mucho calor. Pero este miércoles se pueden superar los 40 grados en varias zonas de las cuencas del Guadalquivir y del Ebro», dice Casals.
Las previsiones indican que las temperaturas descenderán considerablemente antes del fin de semana, tras el paso de la nube de polvo sahariano. El jueves las temperaturas descenderán en toda la Península, excepto en la costa Mediterránea, pero en el resto de España y Portugal la bajada será notable», explica Casals. Las previsiones realizadas por la Aemet indican que el mercurio no superará los 18 grados centígrados de máxima en el tercio norte. Pero los técnicos de la agencia opinan que será un espejismo. Según los modelos meteorológicos, aunque las temperaturas desciendan durante algunas horas, este episodio de calor durará hasta el 20 de mayo.
El hecho de que los valores de temperatura estén muy por encima de los registros normales para ésta época del año revelan que no es habitual tener periodos de temperaturas excepcionales -en la jerga de los meteorólogos, que indican que no se puede hablar de ola de calor- a principios o mediados del mes de mayo. Pero, ¿ha ocurrido con anterioridad? ¿Es consecuencia directa del cambio climático?
Episodios de calor como éste se han producido siempre y se seguirán produciendo en el futuro, asegura Luis Balairón, meteorólogo y ex director del Departamento de Análisis del Cambio Climático de Aemet. Pero dicho esto, el consenso científico reflejado en los informes de Cambio Climático del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas [IPCC, por sus siglas en inglés] indica que el aumento de la temperatura media global provocará con elevada probabilidad un aumento de la frecuencia de olas de calor», explica Balairón.
Es decir, sabemos que el número de olas de calor en un periodo concreto, como un año o un lustro, aumentarán a medida que también lo haga la temperatura media del planeta, pero no podemos predecir cuántos periodos de temperaturas extremas se producirán en el futuro. Ni siquiera podemos filtrar qué eventos se deben al cambio climático y cuáles se hubieran producido de igual modo en una atmósfera libre de gases de efecto invernadero producidos por el ser humano.
A modo de curiosidad, el 12 de mayo de 1886 un potente tornado asoló Madrid colapsando los hospitales de la época y causando, según el relato oficial, 47 fallecidos a consecuencia de los destrozos. No es habitual ver este tipo de fenómenos meteorológicos en España, y menos en la capital. Si este fenómeno meteorológico se hubiera producido hoy en día en lugar de en el siglo XIX surgirían multitud de voces responsabilizando de la catástrofe al cambio climático.
Pero lo cierto es que ni entonces ni ahora se puede relacionar un acontecimiento aislado directamente con el cambio climático. Ni siquiera cuando se trata de olas de calor fuera de lo normal como la que azotará España los próximos días. De hecho, un reciente estudio publicado por la revista Nature Climate Change ha logrado por primera vez evaluar hasta qué punto está aumentando el cambio climático la ocurrencia de las olas de calor y de las lluvias torrenciales. Y a lo máximo que ha logrado llegar es a concluir que el 75% de los eventos de temperaturas extremas son atribuibles al cambio climático. Pero de nuevo la ciencia no puede asegurar que un acontecimiento determinado se deba directamente al cambio climático.
Al margen de las causas últimas de las altas temperaturas, los meteorólogos aseguran que la ola de calor se deberá a la entrada de aire cálido desde el Sur hacia el Norte coincidiendo con un anticiclón que cubre la Península Ibérica y Centroeuropa. Además, las temperaturas extremas se verán acompañadas por una nube de polvo procedente del desierto que entrará desde Portugal y que cubrirá los cielos de la mitad sur de calima.
El polvo no estará en superficie, sino a una altitud de unos 1.500 metros, asegura Ana Casals. Sólo si llueve, lo que según las previsiones podría ocurrir el jueves en el noroeste peninsular, la calima formada por el polvo sahariano podría transformar las precipitaciones en una lluvia de barro.
Episodios de calor como éste se han producido siempre y se seguirán produciendo en el futuro, asegura Luis Balairón, meteorólogo y ex director del Departamento de Análisis del Cambio Climático de Aemet. Pero dicho esto, el consenso científico reflejado en los informes de Cambio Climático del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas [IPCC, por sus siglas en inglés] indica que el aumento de la temperatura media global provocará con elevada probabilidad un aumento de la frecuencia de olas de calor», explica Balairón.
Es decir, sabemos que el número de olas de calor en un periodo concreto, como un año o un lustro, aumentarán a medida que también lo haga la temperatura media del planeta, pero no podemos predecir cuántos periodos de temperaturas extremas se producirán en el futuro. Ni siquiera podemos filtrar qué eventos se deben al cambio climático y cuáles se hubieran producido de igual modo en una atmósfera libre de gases de efecto invernadero producidos por el ser humano.
A modo de curiosidad, el 12 de mayo de 1886 un potente tornado asoló Madrid colapsando los hospitales de la época y causando, según el relato oficial, 47 fallecidos a consecuencia de los destrozos. No es habitual ver este tipo de fenómenos meteorológicos en España, y menos en la capital. Si este fenómeno meteorológico se hubiera producido hoy en día en lugar de en el siglo XIX surgirían multitud de voces responsabilizando de la catástrofe al cambio climático.
Pero lo cierto es que ni entonces ni ahora se puede relacionar un acontecimiento aislado directamente con el cambio climático. Ni siquiera cuando se trata de olas de calor fuera de lo normal como la que azotará España los próximos días. De hecho, un reciente estudio publicado por la revista Nature Climate Change ha logrado por primera vez evaluar hasta qué punto está aumentando el cambio climático la ocurrencia de las olas de calor y de las lluvias torrenciales. Y a lo máximo que ha logrado llegar es a concluir que el 75% de los eventos de temperaturas extremas son atribuibles al cambio climático. Pero de nuevo la ciencia no puede asegurar que un acontecimiento determinado se deba directamente al cambio climático.
Al margen de las causas últimas de las altas temperaturas, los meteorólogos aseguran que la ola de calor se deberá a la entrada de aire cálido desde el Sur hacia el Norte coincidiendo con un anticiclón que cubre la Península Ibérica y Centroeuropa. Además, las temperaturas extremas se verán acompañadas por una nube de polvo procedente del desierto que entrará desde Portugal y que cubrirá los cielos de la mitad sur de calima.
El polvo no estará en superficie, sino a una altitud de unos 1.500 metros, asegura Ana Casals. Sólo si llueve, lo que según las previsiones podría ocurrir el jueves en el noroeste peninsular, la calima formada por el polvo sahariano podría transformar las precipitaciones en una lluvia de barro.
0 comentarios