Los ríos en la región han cambiado, ahora llevan aguas negras que surgen de los drenes que desfogan en ellos, sobre todo en el Río Chico y Tulancingo.
Es un cauce contaminado.

El agua de esta corriente se utiliza en algunas zonas para riego mediante canales paralelos al río. Sin duda, parecen un caldo de cultivo para organismos nocivos y plagas.
Esta situación puede derivar un serio problema para los habitantes de la zona, pues el agua que en antaño se observaba como cristalina ahora es negra y pestilente.

Problema de muchos años, donde obradores desechan parte de animales muertos, así como el lactosuero; también en los cauces se ven muebles, llantas, pedazos de árboles y basura en general.
El olor que despide, por ejemplo, el Río Tulancingo que llega hasta la Vega de Metztitlán, no se soporta, reportan vecinos de sectores como Huapalcalco, La Argentina y Los Sabinos, además de la colonia 28 de Mayo en Acatlán..

Antes era exclusivo de la primavera o el verano, pero ahora es todos los días. Además del olor, está la fauna nociva que llega a los ríos, sobre todo perros que comen los desperdicios de obradores.

IMPACTO AMBIENTAL

El impacto ambiental que originan estos flujos es negativo; por cierto, ya llevan poca agua, pero sí drenaje: descargas de aceite, jabón, pesticidas y heces.
Quienes habitan cerca de estos afluentes deben soportar el olor, sobre todo porque el hídrico y los animales muertos se estanca, y provocan un foco de contaminación.
Varios son los sectores como Huapalcalco, Los Sabinos, La Argentina, entre otros, son donde más se acentúa la polución.